Nos tienta, nos complace, nos satura, nos asusta, pero en definitiva nos rodea día tras día. Forma parte de la base de nuestra sociedad, pero su desarrollo actual en las diferentes culturas es aún desigual. Pero la globalización no tardara en resolver esas discrepancias y la gran pregunta es si conseguiremos no caer al extremo del término y encontraremos algún equilibrio.
Cuando tratas de dar una imagen al término a mi me vienen a la mente imágenes sobre alimentación, por ejemplo, hace unos meses disfrute de un interesante documental de La2, en concreto en la sección DocumentosTV. Espacio que aprovecho para recomendar a pesar de su mala situación en la programación, actualmente los miércoles siempre rondando la medianoche.
El documental en concreto trataba sobre la alimentación de los estadounidenses en los comedores de los institutos. Como no, el servicio estaba completamente subcontratado a empresas exteriores al centro y la oferta era de lo más apetitosa para los estudiantes, aunque cualquier nutricionista se hubiese desmayado en el acto. Todo tipo de bollerías, dulces, bebidas extra-azucaradas y lo que usualmente conocemos por comida, la genérica, la de cazos y cazuelas, pues yo no la vi.
Si los centros de formación y maduración de los jóvenes generan esa imagen de lo que la alimentación debe ser, que se les puede pedir cuando formen su hogar. Es el consumo de lo que se me publicita, no existen productos genéricos, todos tienen marca, todos crean estilo, todos nos definen y recalquemos que nos estamos refiriendo en concreto a productos alimenticios, de consumo rápido y perecederos. Que no podrán conseguir productos de alta gama
Un documental que tuvo mucho impacto mediático fue el "Super size me", una campaña clara contra McDonalds. Para los que no lo halláis visto, se podría resumir en que un joven sano nada aficionado a la comida rápida empieza una dieta integral a comida exclusivamente obtenida en McDonalds. Consecuencia obvia, que todos sus indicadores médicos se disparan y de algún modo trata de demostrar la inviabilidad de ese tipo de alimentación. Es un documental que aunque en el fondo consiguió su cometido, que la sociedad le dedicase cierta atención, se queda en puro documental denuncia muy superficial.
Pero el consumismo, no soló lo debemos asociar a la comida, tenemos ejemplos por doquier: moda, automoción, tecnología... todo al fin y al cabo. Cada uno tiene sus debilidades, la mía son los producto tecnológicos, en cuanto hubo una reflex digital asequible, pa´mi... un portátil táctil, pa´mi... un miniordenador linuxero para internet, pa´mi... quiero pensar que son herramientas a las cuales saco provecho, pero también se que ha habido otras inversiones menos afortunadas. Cada cual tendrá sus pecados, pero lo importante no es el producto adquirido, sino el ritmo de adquisición, el constante cambio de temporadas, de modas, de gustos... al fin y al cabo la renovación de stocks de almacenes.
Porque el ritmo es artificial, antes los programas informáticos cuando maduraban le aumentaban un número a la versión. Hoy en día, la versión es el año, así que madure o no anualmente te quedas obsoleto con tus programas, o eso te intentan hacer creer.
Pret a porter, temporadas que se adelantan a sus estaciones, lo que antes era largo corto, lo estrecho ancho, lo claro oscuro, el cambio por el cambio. Publicitamos, creamos imagen y lista otra tentación para el gran público.
Este ritmo crea trabajo, aumenta el consumo, aumenta los beneficios... y nos mantiene entretenidos. Pero es artificial y como tal lo reconocemos. Aunque nos dejamos llevar, hay quien se resiste, pero siempre existirán minorías. Como la que disfruta de los documentales de La2 y que quede claro que me aburren los documentales sobre naturaleza, copulen o no. Para gustos colores.
Y a donde nos lleva esto, pues a un exceso de consumo, tanto de materia prima, como de recursos energéticos y ese efecto impide el crecimiento sostenible. No estamos creciendo, estamos potenciando la aceleración perpetua. Y la naturaleza nos ignora, su cometido no es preocuparse por nosotros y si nuestra sociedad no sobrevive nadie nos echará en falta.
Así que hoy vamos a cambiar el chip, ponernos algo de la temporada pasada, consumir algún producto genérico o de marca desconocida, no dejarnos impresionar por los productos-chic de nuestro entorno e ignorar ese ritmo de fondo. Pasear, que como el dormir no gasta. En definitiva, formar parte aunque sea momentáneamente de la minoría que se resiste. Mañana volveremos a la normalidad, pero sabiendo que esconde grandes problemas cuya solución urge.