¿Por dónde empiezo? Es una pregunta que probablemente te hagas después de leer sobre el cambio, y quizá después de decidir que quieres hacer algo diferente.
Si leíste el post que escribí la semana pasada, y has decidido que quieres emprender algunos pequeños (o grandes) cambios en tu organización (o en tu vida), seguramente ahora te preguntes por dónde puedes empezar.
Puede que ya sepas lo que quieres conseguir, cuáles serán tus metas; hasta puede que las hayas visualizado y te hayas visto ya en ese futuro brillante. Pero como ya sabes, el camino de la transformación es largo, es más una carrera de fondo que un sprint, y en este largo proceso, primero has de decidir por dónde empezar. Difícil, ¿verdad?
Seguramente tienes en tu empresa muchos frentes abiertos, muchos espacios que necesitan un cambio, y es más que probable que hayas decidido comenzar con él, pero ¿qué espacio eliges cambiar?, ¿qué frente vas a empezar a atacar?
Vuelvo en este post (y para mi reflexión) a tomar prestado un vídeo (que puedes ver aquí) de Frederic Laloux, autor de "Reinventing Organizations", dónde él se hace esta misma pregunta, "por dónde empezar el cambio" y la responde invitándonos a reflexionar con una serie de preguntas.
La primera reflexión puede responder a estas preguntas:
- ¿Dónde está actualmente en tu organización la energía bloqueada o estancada?
- ¿Dónde está el mayor dolor en tu empresa?
- ¿Dónde hay mucha más energía presente de la que el sistema permite?
Y me explico con algún ejemplo. Puede que en tu empresa tengas procesos que sean costosos en tiempo y dinero, que se hagan así porque así se han hecho siempre; que derivan finalmente en resultados previsibles pero completamente alejados de la realidad; resultados que nadie se cree y que en definitiva no son útiles.
Este es un buen lugar para empezar el cambio. Puedes empezar revisando todo ese costoso proceso, cada procedimiento, cada decisión que os lleva en tu organización a realizar las cosas de esa manera. Vete al fondo de todo, rasca lo exterior para llegar a lo profundo. Y después simplifica, simplifica al máximo, y aplica durante un tiempo la máxima "suficiencia antes que eficiencia". Si es suficiente, ya está bien, ya es un buen punto de partida.
Puede ocurrir también que tengas un equipo ingobernable, o desmotivado, o quemado porque no llegan a cumplir su trabajo. Este también es un buen lugar por el que empezar. Puedes hacerlo por ejemplo con una pequeña intervención sobre una persona concreta que está sobrepasada por su trabajo, por su responsabilidad. Pregúntale cómo serían las cosas más fáciles para él; invítale a decidir y muestrale que también puede decir no, que puede pedir ayuda, que es legítimo no llegar a todo.
Como ves, cualquier área bloqueada, que te resulta problemática, que te da dolor de cabeza, por pequeña que parezca, es un buen lugar donde empezar.
La segunda reflexión que propone Frederic Laloux responde a preguntas en el ámbito individual del líder, jefe de equipo, CEO, etc...
- ¿Cuál es el punto de dolor para ti?
- ¿Qué es lo que anhelas?
- ¿Dónde sientes que estás actuando lejos de tus valores o sin respetar tu integridad?
Quizá haya rituales o procesos en la empresa por los que pasas o tienes que pasar, porque son requisitos históricos, porque son labores propias de tu cargo, que te son requeridas, pero que sientes vacías, sin sentido o incluso ligeramente ofensivas.
Permítete plantear cambiarlas. No hace falta que sea un cambio radical o global, puede ser algo pequeño, algo que puedas probar a hacer de diferente manera, que puedas testar o prototipar, y luego decidir si continuar por ese camino o buscar otro.
Hay un montón de sitios por los que empezar, puedes mirarlos como oportunidades que se abren y te muestran el dolor de la organización, esos sitios donde parece que las cosas no consiguen arrancar o salir adelante. Quizá no son los más importantes, pero están ahí presentes ahora, así que tómalos y ponte con ellos.
Estos dos grupos de preguntas puedes reflexionarlas a título personal, o con tu equipo directivo, y luego puedes devolvérselas a la organización, para que ésta pueda tomar consciencia y decidir por dónde empezar.
Si estás decidido a cambiar pero no sabes cómo hacerlo o por dónde empezar, puedes comenzar por reflexionar sobre aquellos lugares de tu empresa donde las tareas no salen adelante con facilidad, o aquellos donde las personas se siente más incómodas y desmotivadas, o esos en los que no estás respetando tus valores o tu integridad.