En las conversaciones que habitualmente mantenemos, y en función de la confianza que tengamos con nuestro interlocutor, hay muchas cosas que permanecen implícitas, que se dan por sentadas, y no se hablan. En muchas ocasiones, estas acciones que se dan por sentadas tienen que ver con la manera en que se hacen las cosas en cada organización, y ello implica que parte de los acuerdos a los que estemos llegando en la conversación son implícitos, nadie los ha dicho verbalmente, pero se sabe que están ahí.
¿Pero en qué medida sabes tú que esos acuerdos son de una manera u otra? ¿Cómo sabes que los matices de una conversación o una petición que le haces a tu compañero, son exactamente iguales que los que él entiende en su mente?
Con esta incertidumbre conversacional caminamos habitualmente por nuestro entorno organizacional y personal, y por eso no es raro que tengamos más conflictos de los que deseamos.
En anteriores ocasiones, he escrito sobre otros temas también utilizados en la empresa y que sirven para conversar y prever los conflictos, por ejemplo el feedback que puedes leer aquí, o la evaluación de las personas, que puedes leer aquí. Así que en este post continúo dándote recursos para ser más eficaz en tu empresa y conseguir tus objetivos sin necesidad de que se generen conflictos por el camino.
La petición y la oferta, son dos partes iniciales del flujo de trabajo en cualquier empresa. Yo pido algo y el otro me lo da. Yo me ofrezco para hacer algo y el otro me lo concede. Ambos terminan en un compromiso, pero para que este compromiso sea explícito, esté bien delimitado, y sea entendido por las dos partes de la misma manera, es importante hacer primero una correcta petición u oferta.
Vamos con la petición
La petición nace de una carencia que tú tienes. Y con esa carencia y ese deseo de satisfacerla, te expones a pedir. Y digo te expones porque cuando pides, te muestras vulnerable desde el lugar de "esto no sé o no puedo hacerlo y necesito tu ayuda".
Además no sabes si la respuesta va a ser positiva o negativa, y es importante que estés preparado para recibir un no. Ese "no" es una negativa a tu petición y no una negación a tu persona. Es interesante separarlo, para que no sientas que las negativas las hacen los demás por ejemplo para no ayudarte, cuando lo más probable es que no tengan tiempo o ellos tampoco se sientan capaces.
Si quieres que tu petición tenga éxito, debes ser lo más concreto posible en aquello que pides. Deja claro, qué, cuándo, cuánto, dónde y con quién. Cuanto más matices los términos, menos margen para el error dejarás, y por tanto menos espacio al conflicto.
Asimismo, debes tener claro para qué pides, porque tu interlocutor se preguntará para qué le pides a él aquello que le pides, y si no se lo explicas, probablemente creerá que quieres escaquearte de tus responsabilidades. Así que sé honesto contigo y con él, y muestra todas tus cartas. Dale a él la oportunidad de que acepte tu petición desde una estructura lo más transparente posible.
Vamos ahora con la oferta
La oferta es un riesgo que tomas tú, desde tu posición, desde tu lugar probablemente cómodo. Y desde ese lugar te ofreces, ofertas tu ayuda, tu servicio a otra persona. Hay detrás de la oferta, como digo, una voluntad de servicio, que nace de sentirte valioso, capaz y generoso.
Es un riesgo que tomas y al que el otro puede acceder o no, y al igual que en la petición, puede haber una negativa a tomar tu oferta, pero no una negativa a tu persona, con lo cual es importante separarlas.
Como en la petición, es importante que la oferta sea concreta, medida, limitada. Que pueda responder a las preguntas, quién, cómo, cuándo, cuánto y con quién. Has de matizar los términos de tu oferta para que el otro sea consciente de qué está aceptando, y que en ningún momento pueda sentirse engañado. Sé honesto y transparente con aquello que ofreces.
Con estas dos herramientas puedes empezar a delimitar el contenido de parte de las conversaciones que tienes en tu empresa. No olvides el objetivo de pedir y el objetivo de ofrecerte, con eso en mente es fácil conversar sin irse por las ramas, o sin irse a la zona más relacional, o sin enredarse con situaciones del pasado. Cuanto menos te atrapen estas situaciones, más claro y honesto resultarás en tus peticiones y tus ofertas, y tu interlocutor lo agradecerá.
En el post de la semana que viene te contaré qué ocurre cuando el otro dice sí a tu oferta o petición y se crea un compromiso. Hasta entonces, puedes contarme cómo utilizas estas herramientas en tus entornos dejando un comentario más abajo.
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