En estas últimas semanas he coincidido en dos espacios diferentes con empresarios y profesionales de la industria y servicios del entorno de Gipuzkoa. En estos foros, hay un tema que ahora mismo ya está en boca de todxs y que desde utilitas llevamos un tiempo hablando: el relevo. El relevo en los diferentes puestos de trabajo, con más o menos responsabilidad, más o menos jerarquía, más o menos conocimiento; la dificultad para encontrar perfiles que puedan suplir a los que se jubilan y a los que por diversas razones se van.
En este blog hemos hablado algunas veces sobre lo que va a suponer para el tejido empresarial la cantidad de jubilaciones que se van a producir en los próximos años (ya se están produciendo, de hecho). Tan solo con este hecho, las empresas se enfrentan a la necesidad de sustituir determinados puestos de trabajo, a buscar perfiles válidos y comprometidos, a formarlos y apoyarles para que la rueda pueda girar unos cuantos años más.
Pero no está siendo fácil. Y es el sentir generalizado en los foros que comentaba al principio del post: "no hay gente para cubrir toda la demanda actual", "los jóvenes no quieren trabajar como hacíamos nosotros", "no hay compromiso", "no hay implicación"... son frases que he escuchado muchas veces en estos últimos meses.
Mi contribución a estos sentires es que hay que pensar de nuevo cómo queremos atraer el talento y retenerlo. Y digo pensar de nuevo porque lo que escucho en estos entornos es que hay que pagar mucho a los profesionales jóvenes, que hay que formarles y rezar para que luego se queden, que muchos no quieren trabajar, que prefieren seguir estudiando aquí o fuera de aquí... Y yo insisto en que el futuro son ellos, así que debemos acercarnos a ellos, ver cuál es su paradigma, cuál su experiencia de vida, cuales sus necesidades, sus valores, sus deseos... y estoy segura de que distan menos de los nuestros de lo que pensamos. El "qué" es el mismo, lo que cambia es el "cómo".
Hace unos meses en una conferencia que trataba este mismo tema, se planteó una mesa redonda con dos personas jóvenes y dos con mucha experiencia. La idea era que compartieran su vivencia actual del trabajo. Yo escuchaba las peticiones de los jóvenes y me parecían adecuadas. Escuchaba las experiencias y las entendía y compartía. Quiero pensar que esa mesa redonda trataba de acercar posturas, de mostrar lo que unos pueden hacer por los otros... Pero estoy casi segura de que nada de eso ha ocurrido, porque en los ámbitos institucionales (como era de esta conferencia), se muestra una parte muy reducida de la sociedad, y mi sensación es que los planteamientos para ayudar tienen poco recorrido y se quedan más en la foto posterior.
Pero las empresas, los líderes, los pequeños autónomos incluso, podemos (y debemos) marcar la diferencia, podemos acercarnos a los que vienen detrás y darles el espacio que necesitan. Podemos formarles, darles tiempo para ganar experiencia, pero al final el futuro es de ellos, y son ellos quienes deben construirlo. Nosotros podemos ser su apoyo, un poco su guía, y sobre todo acompañantes. Debemos apartar nuestro ego, nuestras ganas de que las cosas se hagan como siempre, como nosotros queremos, como sabemos, como hay que hacer... porque el "cómo" es algo tremendamente caduco, que termina siendo un ancla para la transformación.
Está en nuestra mano hacer ese acompañamiento. Cada uno de nosotros sabe en qué entorno y de qué manera puede acercarse a los que vienen por detrás y escucharles. Hacerles espacio y que puedan crear el paradigma que necesitan para hacerse cargo del futuro. Aunque a ti y a mi no nos guste, aunque creamos que lo nuestro es lo mejor.
La Tierra gira alrededor del sol, y el sol se mueve a lo largo de la galaxia... esto te puede dar una idea de lo poco que importa tu manera de hacer las cosas, de lo poco que sabes sobre cómo debe ser o será el futuro. ¿Por qué atarnos a una manera que es la nuestra, si es poco probable que acertemos con el futuro?
Hagamos espacio a las generaciones futuras, pongámonos como tarea legar el liderazgo ya mismo, porque mañana puede ser tarde.
